lunes, 14 de noviembre de 2011

¡Respira! (I)

Hay momentos de la vida en los que se nos "olvida" respirar.


Cuando un niño tiene una gran llantina y se priva, o como se dice coloquialmente, se "embaza", se le ha olvidado respirar durante ese tiempo, a veces interminable para los padres.

Cuando estás en la ducha y se acaba el agua caliente, la fuerte impresión de sentir el agua fría de golpe hace que se te paralice la respiración durante unos segundos.

Cuando piensas que no hay nadie y de repente alguien te pone la mano en el hombro o escuchas un grito dándote un susto de muerte, provoca en tí una fuerte inspiración quedándote paralizado por un momento, y sin respirar.



Podría poner otros muchos ejemplos pero creo que con estos sería suficiente para llevaros a donde quiero llegar. Todos estos ejemplos tienen algo en común. Algo ocurre que provoca en nosotros una reacción similar: fuerte inspiración (los hombros se encojen, las costillas se elevan y el diafragma se espasma, metiendo el abdomen hacia dentro) y bloqueo posterior de la respiración, manteniendo esa posición del torax sin soltar el aire durante unos segundos. Pasado el susto, las costillas y el diafragma se relajan y vuelven a su situación normal reestableciendo el rimo respiratorio.



Ahora bien, ¿Qué ocurriría si el estímulo que provoca esa reacción permaneciese en el tiempo? Sigo con más ejemplos: la persona que sufre estrés laboral, la madre preocupada porque su hijo adolescente le da muchos problemas, el alumno que tiene miedo continuo a sacar malas notas (si es que existen de esos todavía :P) Todo son ejemplos de un estímulo prolongado de estrés, angustia o como lo quieras llamar. Estrés que también provoca esa reacción de "olvidarse" respirar y causan lo que nosotros llamamos BLOQUEO RESPIRATORIO.

Día a día el cuerpo va adaptándose a este estrés contínuo hasta que, sin darnos cuenta, esta situación se hace normal y cambia nuestra forma de respirar. Quizás si cuando algo te preocupa te parases a REconocer tu respiración, encontrarías que tus costillas están casi en tu garganta y que resulta muy difícil mover un gran volumen de aire.

¿Y qué consecuencias puede ocasionar eso en el resto de tu cuerpo? Pues muchísimas más de las que puedes imaginar.

En la mecánica respiratoria actúan músculos principales (el diafragma) y músculos accesorios (trapecios, esternocleidomastoideos, escalenos, intercostales, entre otros).





En un bloqueo en inspiración (mucho más frecuente que en espiración) el diafragma queda paralizado y los músculos accesorios trabajan continuamente manteniendo el las costillas elevadas.

Consecuencias:

- Menor volumen de aire movilizado, que conlleva una peor oxigenación de todo el organismo, por lo tanto, peor funcionamiento del cuerpo en general.

- Sobrecarga de los músculos accesorios. Todos ellos tienen relación con la columna cervical, dorsal y lumbar, por lo tanto con seguridad alterarán la estática de estas zonas y provocarán problemas como dolor de cuello, espalda, cabeza, mareos, hormigueos en los brazos....

- Hipertonía del diafragma. Dedicaré un post entero al diafragma dada su importancia, pero en resumen, este músculo influye diréctamente en la curva de la columna lumbar, en la circulación sanguínea, en la digestión, en el aparato reproductor, en las emociones... Cualquiera de estas zonas y funciones pueden verse alteradas por un bloqueo del diafragma.


Por todo esto, no te resulte extraño si un día tu fisioterapeuta comienza a "tocarte la barriga" y a pedirte respirar de varias formas aunque hayas ido por un problema en el cuello. Simplemente estará tratando de liberar la tensión de tu diafragma y de tu parrilla costal para que tu cuerpo recuerde cómo respirar.

Por último, me gustaría aclarar que no se "aprende" a respirar, sino que el objetivo de cualquier terapia o ejercicios respiratorios debe ser liberar las tensiones corporales y/o las actitudes que están bloqueando la respiración, para recuperar la respiración fisiológica de cada uno. No puedes forzarte a respirar de una manera. Simplemente hay que darle a tu cuerpo las herramientas necesarias para que "recuerde" cómo respirar de forma natural y espontánea. Es uno de los objetivos principales del Método Mézières.

De todas formas, algo muy simple que puedes hacer para "soltar" tu respiración es suspirar
Coge aire profundamente, llena tus pulmones hasta que no puedas más, y después suelta el aire con la boca abierta para no ofrecer resistencia, dejando que tus costillas se "aplasten" hacia abajo.
No te importe si al hacerlo sueltas un "aaay" típico de los suspiros. Más tensión habrás liberado entonces.

Y recuerda, la respiración es la base de la vida y es importantísima para mantener una buena postura.

Continuará, pero mientras tanto... ¡Que no se te olvide! ¡Respira!







¡De vuelta!


¡Hola de nuevo!

Lo primero pediros disculpas por la pequeña ausencia de estos meses. Se que algunos habéis pasado por aquí en este tiempo y os agradezco muchísimo (y no sabéis la ilusión que me hace) que me comentéis por escrito o de viva voz que tenéis ganas de más palabrasdetucuerpo.

Bueno pues ya estoy de nuevo aquí y para hoy ya tengo preparada una nueva entrada sobre la importancia de la respiración. ¡Espero que os guste!

Tengo una libreta con muchíiisimas notas sobre ideas para los próximos post, que he ido apuntando estos meses que no he podido escribir. Aún así, si queréis que hablemos sobre un tema en concreto soy toda oídos :-)

Un fuerte abrazo y ¡felíz semana!


jueves, 8 de septiembre de 2011

Vuelta al cole... Propósitos de otoño

Dicen los expertos que, más que en Año Nuevo, la mejor época para hacer propósitos es el otoño.
En verano cambian nuestros hábitos. Los días son más largos, tenemos más tiempo de ocio, más planes, con suerte algunos días de vacaciones... cambia nuestra ropa, nuestra alimentación...





El otoño va quitándonos horas de luz y poco a poco vamos recuperando las rutinas, por lo que ahora es el momento ideal para proponerse algún cambio o comenzar algo nuevo, incorporar nuevos hábitos a nuestro día a día.






Así que yo, por la parte que me toca, te voy a proponer uno. Bueno, dos ;).

El primero: seguir palabrasdetucuerpo, para poco a poco aprender a REconocerte, a tener autoconciencia de tu cuerpo y así saber escucharle y prevenir futuros problemas musculoesqueléticos.

El segundo y más importante: incorporar el ejercicio físico a tu día a día.

El cuerpo humano ha sido diseñado para el movimiento. Si no realizamos ejercicio físico con una cierta frecuencia, el cuerpo se "oxida", la musculatura se atrofia, las articulaciones envejecen y disminuye nuestra actividad cerebral.


El ejercicio físico:

- Mejora el funcionamiento del sistema cardiorespiratorio y vascular
- Aumenta la vitalidad, la energía y capacidad de trabajo
- Mejora la actividad mental. Disminuye el estrés y ayuda a combatir la depresión
- Mejora el tono muscular y la movilidad articular
- Mejora la calidad del sueño y el descanso




Os pongo unos enlaces a noticias recientes sobre las bondades que aporta el ejercicio a nuestro cuerpo:





Y si estás embarazada:


Uno de los comentarios que nos hacéis cuando os recomendamos ejercicio físico es que acabáis la jornada tan cansados que no os quedan fuerzas para nada más: "¡Como para irme al gimnasio con la paliza que tengo!". Pues bien, es justo al revés. Acabáis la jornada tan cansados porque no hacéis ejercicio físico y vuestro cuerpo no está preparado para afrontar ese día a día.

Te cuento todo esto desde la propia experiencia, empezando por mi misma y pasando por numerosos pacientes que disminuyen las visitas al fisioterapeuta porque por fin se deciden a hacer algo.

Es muy común que al ver de nuevo a estas personas, en la clínica o por la calle, me digan frases como: "¡Pues desde que salgo a andar no me duele casi nunca la espalda!", "Desde que voy al gimnasio aguanto mejor en el trabajo". O también las frases contrarias: "Desde que no voy a nadar, me duele mucho más el cuello"...

Yo misma, ahora que tengo más trabajo no he sido capaz de organizarme para seguir haciendo ejercicio y hoy respondería que sí a las preguntas que me hacéis a menudo sobre si me duelen las manos, los brazos o la espalda.




Pues sí, hoy me duelen. Escucho a mi cuerpo y me está diciendo que necesita su dosis de ejercicio físico. Así que, para dar ejemplo le voy a hacer caso. Me voy a nadar. Por desgracia no es en la playa de la foto pero ¡habrá que conformarse!

¿Te apuntas al propósito?

Por cierto, ¡hoy es el DÍA MUNDIAL DE LA FISIOTERAPIA! así que FELICIDADES A TODOS LOS FISIOTERAPEUTAS que os dedicáis a mejorar el estado de salud de tanta gente y GRACIAS a todos los que confiáis vuestra salud a nuestras manos.

¡Hasta el próximo post!

miércoles, 31 de agosto de 2011

REconocerse (II): Françoise Mézières y su Observación Prínceps

Uno de los conceptos que más me gustaría que conocieses a través de este blog son las "cadenas musculares". Saber de su existencia será la base para comprender cómo funciona tu cuerpo, especialmente el sistema músculo-esquelético, y así poder seguir REconociéndote.





Al igual que no somos muñecas de papel de dos dimensiones (Ver REconocerse I), tampoco somos robots, es decir, nuestro cuerpo no está formado por "partes" que se mueven y trabajan de forma independiente, sino que constituye un TODO. Nos movemos de forma armónica y no con movimientos robóticos y aislados, gracias a las fascias y a las cadenas musculares. 





Por desgracia, este no es el concepto que tenemos de nuestro cuerpo. En el colegio estudiamos el cuerpo por partes: huesos: del pie, de la pierna, de la mano, del tronco...; músculos: bíceps, tríceps, cuádriceps...; aparatos y sistemas: circulatorio, nervioso, digestivo, respiratorio... Cada parte y cada zona estudiadas y tratadas por una especialidad médica diferente, como si no tuvieran nada que ver unas con otras. ¡Nada más lejos de la realidad!




Françoise Mézières, fundadora del Método Mézières de reeducación postural, creo el concepto de cadenas musculares a partir de una experiencia que tuvo con un paciente en sus sesiones de fisioterapia.

Podría explicarte qué es lo que descubrió pero mejor lo vas a experimentar, ¿vale? Si no puedes hacerlo ahora (porque no es plan de tirarse al suelo en el trabajo, en el metro o en la cola del super), acuérdate de hacerlo cuando llegues a casa. Es muy sencillo y merece la pena SENTIRLO.

Túmbate boca arriba en el suelo, sobre una alfombra o colchoneta fina, con las piernas estiradas y los brazos a lo largo del cuerpo.

Siente cómo se apoya tu cuerpo en el suelo: 
        ¿Se apoya en toda su superficie?
         O, por el contrario, ¿existen zonas donde tu cuerpo no toca el suelo?
         Siente tus puntos de más apoyo. 
         Después, localiza y siente cuáles son esas zonas donde no estás en contacto con el suelo.

Me atrevería a decir que casi en un 100% de los casos, esas zonas serían la curvatura cervical y la curvatura lumbar, y en algunos casos, la parte posterior de las rodillas. ¿Me equivoco?

Esas curvas son las llamadas lordosis. La lordosis cervical y la lordosis lumbar son curvas fisiológicas, es decir, que son curvaturas propias de la columna vertebral. Las otras curvaturas fisiológicas, sacra y dorsal, son las llamadas cifosis. Cuando alguna de esas curvaturas están aumentadas, se les llama hiperlordosis o hipercifosis.



Ahora, vuelve a sentir ese apoyo tumbado boca arriba.
Flexiona las dos rodillas y siente... ¿Qué sucede en tu columna lumbar?

Exacto, al flexionar las rodillas, la lordosis lumbar disminuye y la columna se acerca más al suelo o toca el suelo totalmente, mientras en el cuello la curva aumenta, y la cabeza se va hacia detrás.

De la misma forma, si con las rodillas extendidas intentas acercar tus hombros hacia el suelo, la lordosis lumbar aumentará sin duda.

Esto es lo que observó Françoise Mézières en 1949 (ya ha llovido desde entonces) al intentar reducir la hipercifosis de una paciente por los métodos de reeducación tradicionales: enderezamiento y fortalecimiento de la musculatura dorsal. (Habrá llovido, pero por desgracia aún se sigue pensando y trabajando desde este punto de vista de "fortalecer la espalda" para "ponerse derecho").

Esta es la Observación Prínceps, la observación primera que la llevó a desarrollar los principios del Método Mézières y a crear el concepto de cadena muscular como conjunto de músculos poliarticulares (que cubren varias articulaciones), que van en la misma dirección y que se superponen como tejas de un tejado. Es decir, todos esos músculos que aprendimos en el colegio en realidad están unidos por grupos y funcionan como uno sólo. Es por estas cadenas musculares que todas las partes de nuestro cuerpo están conectadas entre sí. Y es por eso que la flexión de las rodillas influye en la posición del cuello, o que la aproximación del cuello al suelo, influye en la posición de la columna lumbar (y esto es sólo un pequeño ejemplo de las relaciones existentes entre las distintas partes del cuerpo).



Imagínate la cadena muscular posterior como si fuese una manta pegada a tu cuerpo, desde la cabeza hasta los pies. Si tiras de un pico de abajo de la manta, sin duda esa tensión repercutirá tanto en el otro pico de abajo, como en los dos picos de arriba. 
Así, se plantea el posible origen de numerosas deformidades y rigideces de la columna vertebral en el acortamiento de estas cadenas musculares. 

¿Qué pasaría si te pones un abrigo dos tallas más pequeño? Los movimientos estarían limitados, ¿no? La solución sería entonces comprarse otro más grande... Lamentablemente no hay recambio posible para ninguna parte de nuestro cuerpo, pero afortunadamente la "manta" que cubre nuestro cuerpo por detrás es flexible. La solución para el acortamiento de las cadenas musculares que provoca rigidez y limitación de movimientos, sería por lo tanto el estiramiento de esas cadenas. 

Y en eso consiste el Método Mézières: un trabajo de colaboración fisioterapeuta-paciente, principalmente basado en diferentes posturas que permitan estirar las cadenas musculares en su totalidad, ayudándose de la propiocepción, respiración y del trabajo activo del paciente.



RPG, Cadenas musculares GDS, Método Feldenkrais... son algunos de los muchos métodos o terapias que toman como base las cadenas musculares y el Método Mézières. Hablaremos más adelante de algunos de ellos.

Y por hoy nada más. ¡Espero no haberme enrollado mucho! Es un tema muy complejo como para explicarlo así en un ratito pero al menos espero que te haya quedado claro algún concepto. Seguiremos hablando de ello en otros post.

Dudas y aportaciones en los comentarios. ¡¡GRACIAS!!

jueves, 25 de agosto de 2011

Erase una vez...


Da igual lo cortas que sean las escapadas o vacaciones... Si se es capaz de desconectar del todo cuesta igual ubicarse tras tres días que tras veinte... Así que mientras me ubico y preparo el próximo post sobre Françoise Mézières y su Observación Prínceps, os dejo unos enlaces que, además de traeros gratos recuerdos y lanzaros a vuestros años de infancia en los que el verano se hacía eterno, os servirán para dar un pequeño repasito a la anatomía y fisiología de nuestro cuerpo.

Es curioso lo conseguida que está esta serie (me encanta la carilla de los cartílagos, jaja) en serio, me ha sorprendido al volver a verla con unos añitos más... Deberían volver a ponerla, o deberíamos volver a verla entera. Seguro que le sacamos mucho más jugo que cuando éramos peques.

Ahí os lo dejo y hasta muy pronto!

LOS HUESOS Y EL ESQUELETO. Parte 1



LOS HUESOS Y EL ESQUELETO. Parte 2



LOS HUESOS Y EL ESQUELETO. Parte 3

jueves, 18 de agosto de 2011

Slow food

No soy muy chocolatera pero, en determinados días del mes, algo me pasa que no puedo resistirme a sucumbir ante ellos: los donetes. 

Me suelen apetecer a media tarde. Me sobreviene una especie de ansia incontrolable y como normalmente estoy trabajando, aprovecho el par de minutos entre paciente y paciente para correr a la panadería de la esquina y hacerme con un paquetito. Y ¿qué ocurre? Que nada mas tenerlos en mis manos lo abro y de camino al centro ya me como el primero... mmm! 



Con suerte mi paciente se retrasa un par de minutos, por lo que, mientras aprovecho para mirar el correo, me como el siguiente, y si me da tiempo, voy preparando la camilla con otro en la boca... A lo tonto me como el paquete casi entero de una sentada. Dejo dos o tres más que nada para acallar mi conciencia por dejar entrar en mi cuerpo tanta grasuza. Y de nuevo, ¿qué ocurre? Que estoy deseando tener otro momento libre para comerme los que quedan... ¡¿Cómo es posible que no me sacie un paquete entero de donetes?!

Muy fácil, me los como SIN DARME CUENTA, es decir, sin CONCIENCIA. (Sí, soy una inconsciente por comerme un paquete entero de golpe, menudo empacho, pero no me refiero a eso, ya lo sabéis).

Hace tiempo tuve la oportunidad de asistir a un taller de Eutonía (pinchad en la palabra para acceder a la definición). Por aquel entonces había oido hablar poco de globalidad y de conciencia corporal. Tan sólo tenía unas fotocopias con monigotes en distintas posturas y sabía que la eutonía era algo así como "una relajación consciente", es decir, ni idea.

Me encantó el taller. En él nos hablaron precisamente sobre esta situación de apetecernos realmente algo pero, por cumplir esa apetencia justo en ese momento, nos lo comemos mientras estamos haciendo otras cosas, con lo cual, en nuestra conciencia no queda el habernoslo comido. Al final, esa vivencia es como si no hubiese existido y nos seguirán apeteciendo más y más donetes... (qué peligro...)

Recomendaban que, si algo te apetece mucho mucho mucho, estés siguiendo una dieta o no, permítetelo, pero si ves que ese momento no es el mejor, acepta que lo quieres, acepta que lo vas a tener, pero dejalo para un momento en el que lo puedas comer de forma CONSCIENTE. Lo disfrutarás mucho más y quedarás saciad@.

De nuevo una experiencia:

LEELO TODO ANTES DE HACERLO, para que de verdad sea una experiencia consciente.





Coge algo que te apetezca comer en este momento (Si no puedes ahora, deja la experiencia para cuando puedas).
Con los ojos cerrados toca lo que vas a comer. Siente qué forma tiene, su textura, siente la temperatura, su dureza, su peso...
Manteniendo los ojos cerrados acércatelo a la naríz y huelelo. Intenta diferenciar si es dulce, salado, amargo, ácido, si huele mucho, si no huele nada, si te evoca algún recuerdo... (puede que en este paso ya estés salivando, jeje).
Ahora abre los ojos. Observa la forma, el color, el tamaño, el brillo...
Y ahora vuelve a cerrar los ojos y dale un mordisco. Escucha cómo suena. 
Siente si está duro, o más bien blando. 
Saborealo, ¿es dulce, salado, ácido, amargo? Siente cómo el sabor envuelve tu boca, como los trocitos se van esparciendo dentro de ella. Siente si es algo suave, que se deshace fácilmente, o sin embargo si es algo más duro, que tendrás que masticar más. Intenta diferenciar la piel, si la tiene. Compara si hay zonas con distintos sabores... Trágatelo sólo cuando lo hayas saboreado bien y disfrutado cada sensación.

Repite con otro mordisco y disfruta de esas sensaciones mientras lo terminas.

¿Habías comido de esta forma alguna vez? ¿Te ha gustado más o menos que otras veces que has comido? Si quieres, compártelo en los comentarios! :-)



Para terminar, os dejo un enlace que ha compartido conmigo mi querida amiga Vanessa acerca del Movimiento Slow Food, que aboga por una vuelta a la calma y al placer a la hora de comer, frente al fast-food, y por el uso de alimentos cultivados de forma tradicional (también de manera "slow")

¡Entrad y echad un vistazo porque es muy interesante!


Hasta el próximo post y de nuevo ¡gracias por tu lectura!

martes, 16 de agosto de 2011

REconocerse (I)

Os presento: Tú, tu cuerpo. Tu cuerpo, tú. ¿Os conocíais?

Tu respuesta probablemente sería: "Pero qué me estás contando, cómo no voy a conocer a mi cuerpo..." 
Vaale, tienes razón, conocerle lo conoces pero... ¿Lo RECONOCES

Therese Bertherat comienza así su libro "El cuerpo tiene sus razones":



"En este momento, en el lugar preciso en que usted se encuentra, hay una casa que lleva su nombre. Usted es el único propietario, pero hace mucho tiempo que ha perdido las llaves. Por eso permanece fuera y no conoce más que la fachada. No vive en ella. Esa casa, alberque de sus recuerdos más enterrados, más rechazados, es su cuerpo."



Te propongo un ejercicio:

Colócate frente a un espejo, de cuerpo entero si puede ser.
¿Qué ves? Una cabeza... dos brazos... un tronco... dos piernas... ¡¡Tu cuerpo!! Bueno, yo quizás diría que tu cuerpo... a medias. Es más bien la parte de delante de tu cuerpo, ¿no? Pero ¿qué me dices de tu parte de atrás? ¿La conoces también? ¿Y a los lados? ¿Y en su interior? 


Mmm... creo que no conoces tanto tu cuerpo... al menos desde mi punto de vista.

Me explico. La imágen mental que tenemos de nuestro cuerpo se parece mucho a la de una muñeca recortable, de estas de papel con las que jugábamos de pequeñas.


Te miras a un espejo y, a no ser que te gires para comprobar cómo te sientan los pantalones, te ves en una imagen bidimensional, sin volumen, como la figura de las muñecas.

Si miras tu cuerpo directamente, bajando la mirada, sólo puedes ver tu parte anterior. Puedes girar la cabeza para mirar hacia detrás pero alcanzarás a ver, como mucho, un poco del trasero y algo de las piernas. 

Y es que nuestro campo visual está proyectado hacia delante, y, si te das cuenta, ojos, boca, nariz, orejas, manos, pies... ¡todo lo que nos permite reconocer el entorno y comunicarnos está por delante! Y si hablamos de tocar... sólo tienes que acordarte (o sentir, si estás ahora mismo en la playa - que suerte tienen algunos) de lo difícil que resulta echarte crema protectora en la espalda tú sól@. Que si lo intentas, al final te apañas, pero normalmente se lo tenemos que pedir a alguien (y a veces no está mal como excusa ;) ) 

Con esto pretendo haceros pensar en que en realidad no percibimos de forma tan clara nuestra parte posterior como la parte anterior, y eso trae como consecuencia que nos olvidemos de que nuestra espalda ahí, cumpliendo su importantísima labor, mientras nosotros ni nos damos cuenta y no la prestamos la atención necesaria.




¿Y en tu interior? ¿Te has imaginado alguna vez, o más bien, has sentido alguna vez tu cuerpo por dentro? Lo has visto en imágenes, lo has estudiado en el colegio, pero ese no es TU cuerpo. 

¿Has sentido el espacio que ocupan tus pulmones, tu estómago o tu intestino? 
¿Cómo entra y se reparte el aire en la respiración o cómo se inflan y desinflan tus pulmones? ¿Conoces cómo es el volumen que ocupa tu cuerpo en el espacio si se vaciase por dentro?
¿Cómo es tu forma de respirar? 
¿Cómo se contrae tu musculatura al moverte? 

Quizás sean demasiadas preguntas así de primeras, pero donde quiero llegar es a la idea de que sabemos por los libros cómo es el cuerpo humano, pero pocas veces sabemos y reconocemos cómo es el nuestro en su totalidad, a no ser que hayamos realizado algún ejercicio de conciencia corporal.

Lo primero, y lo más importante desde mi punto de vista para alcanzar un estado de bienestar y para la prevención de problemas musculoesqueléticos, es tener conciencia de tu cuerpo, conocer cómo eres en tu globalidad, para poder percibir cuándo algo no está yendo bien, es decir, conocerle, o RECONOCERLE, para poder ESCUCHARLE.

Más adelante os iré proponiendo más ejercicios, o más bien, experiencias, que os podrán ayudar a REconoceros.

¡Espero vuestros comentarios!

¡Felíz semana!



lunes, 15 de agosto de 2011

Pues sí, ahora también blogger :)

¡¡Hola a tod@s!!

Los que me conocéis, que seréis los primeros en leer esto ya que no creo que alguien desconocido se interese por leerme en mis primeros pasos, se que diréis algo como... "¿pero es que ahora también vas a escribir en un blog?".

Pues sí, jeje. Fiel a mi costumbre de ir adaptandome al vasto mundo de internet, y habiéndo recibido mi último empujón al conocer el blog profesional de Gloria (ahí va mi primer enlace ;) Tic-Tac-Trendy pues he decidido ponerme al día y crear este blog sobre fisioterapia.

Existen ya muchos blogs y páginas web de fisioterapia, que iré revisando y enlazando desde aquí, con información sobre prevención, lesiones más comunes, diversos tipos de tratamiento, artículos interesantes... Todo esto está genial, y también hablaré de ello, pero en este caso me gustaría enfocarlo principalmente desde otro punto de vista: el propio conocimiento de nuestro cuerpo, aprender a escucharle, a reconocerle, a reconocernos en nosotros mismos, a responsabilizarnos de su cuidado... es decir a tomar conciencia de qué es, cómo es y cómo tratamos a nuestro cuerpo, y la influencia que tiene esa toma de conciencia en nuestra salud y nuestro bienestar.

Tengo muchas ideas en la cabeza, que han ido surgiendo en el transcurso de mis 10 años de profesión, en formaciones, en conversaciones con compañeros, en tratamientos a pacientes... Espero saber ir dando forma a esas ideas y que de alguna manera sirvan a cada persona que se acerque a este blog para mejorar su calidad de vida, que es, al fin y al cabo el objetivo que persigo cada día en mi trabajo.

Os animo a dejar vuestros comentarios: palabras de ánimo, dudas,  réplicas, cuestiones que os inquietan... ¡Cualquier aporte será bienvenido! Y también os invito a suscribiros mediante RRS y/o correo electrónico para no perderos nada! (Tranquilos, no tengo tanto tiempo como para saturaros la bandeja de entrada, jejeje :))

¡Bienvenid@s a palabrasdetucuerpo!

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